Durante la investigación para «La legión secreta del sur» pude encontrarme con algunos personajes extraordinarios, históricos, pero que parecen más sacados de la ficción que de la realidad.
Uno de esos casos es la pareja formada por el Conde Luxburg y Carola Martínez de Hoz. Carola había nacido en Buenos Aires en 1877, hija de Narciso Martínez de Hoz y Matilde Stegmann. Su padre murió cuando tenía apenas 2 años.
En su adolescencia su madre, de ascendencia germana, la envió junto a su hermana Eleonora (dos años mayor) a un internado en Karlsruhe (Alemania) donde, aparte de los contenidos formales, aprendió a moverse en la alta sociedad y la corte imperial guillermina. Tocaba muy bien el piano y era una buena amazona.
Ese relacionamiento le permitió conocer al príncipe ruso Georges Maziroff en Berlín con quien se casó siendo algo mayor para la época. Tenía 30 años en 1908. Para dar una idea de la posición Maziroff digamos que era una «persona de confianza» del príncipe Yusupov, amigo del zar Nicolás de Rusia y uno de los hombres más ricos del mundo (más tarde Yusupov será conocido como el asesino de Rasputín).
El matrimonio no duró. Maziroff terminó envuelto en algún escándalo de corrupción, y, años después, puso una galería de arte en Nueva York. A comienzos de la I Guerra Mundial, Carola estaba de nuevo en Buenos Aires, divorciada.
En Argentina se enamoró del embajador alemán, Karl, Conde de Luxburg, otro noble miembro de la corte del káiser Guillermo. El idilio duró hasta que Luxburg fue arrestado y expulsado por el gobierno de Yrigoyen debido a sus actividades de espionaje y sabotaje contra intereses de la República Argentina.
Sin embargo, al terminar la guerra, Carola siguió a Luxburg hasta Europa casándose con él en 1920 en Zürich. A partir de allí, la vida de ambos se hace casi legendaria, como miembros de sociedades secretas y participantes de ritos ocultistas.
Se sabe que el Conde y su familia vivían a caballo de Munich y el castillo familiar de Aschbach. El hermano de Karl, Heinrich, ex militar, había participado de la represión a la República Soviética de Baviera. Heinrich era miembro de la Sociedad Thule por lo que es probable que los introdujera en los círculos ocultistas que se movían en torno a los grupos ultranacionalistas como el incipiente partido nazi.
Lo que es seguro es que Heinrich tenía acceso a Klaus Haushöfer, mentor de Rudolf Hess, futuro lugarteniente de Hitler y uno de los autores de la teoría del Espacio Vital.
No obstante, al comenzar la II GM regresan apresuradamente a Argentina donde pasan toda la contienda, en una finca de Ramos Mejía. Luxburg se vanagloriaba de realizar misiones diplomáticas secretas y de espionaje, pero no hay pruebas de ello, aunque se sabe que estaba bajo vigilancia de las autoridades argentinas y aliadas. Mi impresión es que se utilizaba su figura como elemento de distracción.
Cuando Luxburg muere en Ramos Mejía en 1956, Carola regresa a Alemania y se radica en el castillo de la familia Luxburg en Aschbach (Franconia) a donde viviría hasta fallecer en 1968, a los 90 años. Allí se dedicó a la conservación del castillo y de la colección de arte oriental que Karl había iniciado como diplomático en Asia.
Actualmente, el castillo es un museo de acceso público. La comunidad local todavía recuerda y valora la contribución de esta argentina, y hasta antes de la pandemia se realizaban recreaciones donde la curadora del museo literalmente se disfrazaba (literalmente) de Carola para guiar y atender a las visitas.
Si alguien conoce más detalles sobre la vida de Carola por favor comentar.