Fue la película de mayor éxito de su época y posiblemente la que mejor reflejó la «historia visual de la Argentina«. En 1921, la gente hacía colas para verla en todo el mundo y sigue siendo la 6º película muda más vista de la historia. Elevó a su protagonista, Rodolfo Valentino, al nivel de mito. También contribuyó a insertar al gaucho y al tango en la cultura popular como símbolos de la Argentina.
Pero fue mucho más que eso. Vicente Blasco Ibáñez, el escritor español autor de la novela en que basó la película, conocía muy bien la Argentina. Había instalado colonias agrícolas en Río Negro y Corrientes. El problema es que no sabía nada del campo y perdió casi todo su dinero. Aun así, quedó muy impresionado por el país y su gente.
En 1914 la guerra lo encontró en París y decidió escribir una novela para apoyar la causa francesa. Publicada en 1916, causó un gran impacto y reforzó la determinación de luchar del público del bando aliado. Como cuento en «La legión secreta del sur» cuando llegó a poder de los alemanes, el coronel Nicolai, jefe de Inteligencia, estalló de rabia. Poco después, lanzó una campaña de contra-propaganda.
Pero ¿Qué contaba «Los 4 jinetes del apocalipsis»? Era la historia de Madariaga, un inmigrante español que se había transformado en el hombre más rico de la Argentina, trabajando el campo (¿lo que quiso ser Blasco?). Tuvo dos hijas: una se casó con un inmigrante francés, Desnoyers, y otro con un inmigrante alemán, Von Hartrott. Ambas hijas le dieron nietos argentinos y europeos a la vez. Al estallar la guerra, esos nietos argentinos terminaron enfrentándose en el campo de batalla.
La versión cinematográfica aprovechó el éxito de la novela (la más vendida en EEUU en 1919), pero tuvo algunos hallazgos. En una escena ambientada en una cantina de la Boca («donde se reúnen los despojos de la humanidad del Viejo Mundo»), el nieto francés (Rodolfo Valentino) lo hace insólitamente vestido de gaucho, lo que creó una imagen imborrable.
(En Argentina se reían de esta escena, hasta que se dieron cuenta que en el resto del mundo se había transformado en una especie de marca registrada).
Pero también veremos las grandes llanuras, la gran urbe de Buenos Aires, la riqueza del campo, los indígenas y los peones rurales trabajando para un jefe duro, pero generoso. Y como los inmigrantes empiezan a prosperar en esa tierra en una paz total entre ellos.
Luego, el personaje de Valentino reforzó el estereotipo del argentino rico. Fiestas en París, bailes, juego y salidas de amigos, exagerando incluso lo que marcaba la novela. Pero también destaca su nobleza y finalmente decide defender la patria de su padre. Los Von Hartrott argentinos, en cambio, envidian a los Desnoyers, y quieren dominar el mundo, siguiendo la estela del Káiser (¿dos visiones de la Argentina de los años siguientes?)
Quizás lo más universal de la película es que rescató el mito de los cuatro jinetes del Libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento. Para el público de 1921, la aparición de «Conquista», «Hambre», «Peste» y «Muerte» en medio de la niebla y un cine en silencio, debió haber sido escalofriante.
Si tienen oportunidad, vale la pena verla, sobre todo los primeros 25 minutos. Hubo otra versión, protagonizada por Glenn Ford, en 1962, de un nivel muy inferior.